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Un clásico de las comidas de Navidad.
Después de hacer cagar el tió toca recuperar fuerzas y afinar el paladar.
No hay nada como un buen trozo de nuestro carcomante de músico para recordar estos ratos cargados de entusiasmo y de alegría.
Frutos secos deliciosos que se esconden entre oleadas de un caramelo de finura extrema para entonar una sinfonía gastronómica que siempre resulta cercana.
Año tras año, el crocante de músico está presente en todas las comidas de Navidad para llenar de ritmo las conversaciones y de armonía los sentimientos.
Puede contener trazas de frutos secos, cacahuete, productos lácteos y huevos.
Conservar en sitio fresco y seco. Evitar una exposición solar.



